Las nuevas tecnologías se han introducido en nuestra vida casi sin que nos demos cuenta. Estamos, de cierta manera, controlados por algoritmos que conocen gran parte de nuestras actividades diarias. Y se sabe que tendrán mayor control en nuestro futuro. Por eso, es fundamental establecer límites para que las máquinas no nos dominen.
La IA y la ética
La tecnología por sí misma no es mala, sino que es un reflejo del comportamiento humano. Somos los seres humanos quienes programamos esas máquinas para hacerlas más «humanas». Esto será visible en las nuevas tecnologías, como la robótica y la IA, que son una infraestructura del futuro que pueden moldear las sociedades. Y lo pueden hacer consiguiendo acceso a nuestra información y tomando ciertas decisiones.
Estas tecnologías están presentes en el campo de la neurociencia. El objetivo es desarrollar nuevas técnicas que puedan leer la actividad cerebral y más adelante, alterarla. Sin embargo, podemos observar que las diferentes administraciones o empresas pueden usarlas para investigar, disciplinar y controlar a las personas. Un proceso que, si no se regula, irá debilitando la democracia y los valores.
Conoce tus neuroderechos
Se está observando que la robótica y la IA están afectando de diferentes maneras a nuestras relaciones sociales, económicas, políticas y emocionales. Por ese motivo, se requiere un código ético que pueda controlar la inteligencia artificial y las tecnologías. Porque ya hay maneras de registrar la actividad cerebral y es posible que cambiarla. Y esto crea una serie de consecuencias éticas para proteger nuestros neuroderechos y que la tecnología no nos controle, ni controle el cerebro humano. Cuanto antes se lleven a cabo este tipo de legislaciones, antes se cuidará a la humanidad de la neurotecnología.
En conclusión, ya conoces las consecuencias de las nuevas tecnologías. No dudes en contactar con nosotros para saber más.